viernes, 16 de mayo de 2008

La Democracia, gobierno del pueblo o gobierno de los políticos.


Por RLT


¿La Democracia, gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?



La Democracia chilena en el concierto latinoamericano y sus limitaciones…

La democracia en Chile no nace como la búsqueda de la soberanía del pueblo, muy por el contrario, como la búsqueda de la independencia por parte de la aristocracia criolla que se veía poco beneficiada por la monarquía española en cuanto a los tributos que esta debía de otorgarle al soberano.

La situación para la mayoría de la población y no hablemos de ciudadanos-porque esa palabra estaba restringida para un grupo minoritario de chilenos de la época- no cambio, ya que de estar subordinados al monarca ahora pasaron a estar subordinados a la elite criolla, la cual no cambio mayormente su trato al legos o pueblo, es decir, se continuó con la una sociedad altamente jerarquizada por las clases sociales y los privilegios que tenía cada persona, dependía o estaba determinada por la clase social en la cual había nacido.

En este contexto, la democracia en Chile, ha estado marcada por el liderazgo de la elite, esto es por un grupo reducido de grandes terratenientes y de burgueses capitalistas, por tanto, el poder político se encuentra estrechamente ligado al poder económico en la mayoría de los períodos históricos, esto dice relación con la premisa que para poder gobernar es indispensable pertenecer a la casta política antes mencionada. Estas elites presentan sus proyectos políticos a un reducido electorado primeramente, compuesto por personas que supieran leer y escribir, que no fueran ciegos ni mujeres. Por tanto los candidatos políticos buscaban ganarse el voto de las personas por una parte mediante la argumentación de su propuesta política como también haciendo alusión a la clase social a la cual pertenecían y por otra, utilizando el cohecho, soborno y la intimidación. Estas dos últimas prácticas se daban principalmente con los electores peones e inquilinos, a los cuales se les presionaba a votar por uno o por otro candidato dependiendo de la preferencia del patrón. Esta práctica era muy frecuente ya que la mayoría de la población a mediados del siglo XIX, era rural-campesina.

Los grandes temas políticos se debatían y zanjaban entre esta misma clase política sin participación alguna de la población. Y estos temas correspondían más bien a una mirada utilitarista desde el punto de vista oligárquico, es decir, la clase política no debatía en torno a la problemática que le afectaba a la población, la cual en su mayoría vivía en la pobreza, sino que debatía en torno a los intereses personalistas que afectaban a esos pocos terratenientes y burgueses capitalistas.

La manera de gobernar antes descrita, no cambió mucho hasta inicios del siglo XX, De una economía principalmente basada en el inquilinaje agrario-campesino, comienza a emerger el proletariado o la clase trabajadora, que ya no dependía del trabajo de la tierra ni de la bondad del patrón para subsistir, que nace de una relación contractual simbólica[1], en la cual el trabajador vende su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Este cambio en las relaciones productivas generó una serie de problemáticas, como son extensas jornadas laborales, desmejoradas condiciones de trabajo, desprotección previsional absoluta, como también bajos salarios. A partir de ello, la clase trabajadora emergente comienza a organizarse en torno a problemáticas puntuales para mejorar sus condiciones laborales. Existe un hito histórico que culminó con la matanza de más de 2000 trabajadores en la Escuela Santa María de Iquique, quienes se declararon en huelga buscando un mejoramiento salarial y de las condiciones de vida en los centros mineros, ante esto las fuerzas armadas les impusieron desalojar la escuela lo cual fue rechazado por los trabajadores, el resultado de ello fue una masacre. Este hecho fue uno de los tantos que dio origen a que los gobiernos de la época asumieran una actitud mucho más comprensiva frente a las demandas de los trabajadores, los cuales ya no solo exigían medidas de carácter asistencial sino que también una participación política mayor, frente a una democracia acomodada a los intereses de la elite política, que no tuvo más que ceder a través de la promulgación de algunas iniciativas en materia de protección social[2] de lo contrario se arriesgaba a una creciente inestabilidad política y social.

La ingerencia de pueblo en la esfera política es una contra respuesta a las desmejoradas condiciones de vida y laborales en las cuales se encontraba la mayoría de la población. Esta ingerencia es indirecta, ya que la clase política toma parte del descontento social y lo traduce en políticas sociales. Pero no solo esto originó el movimiento social, sino que también se crearon dos importantes partidos políticos de carácter obrero como son el comunista en 1922 y el socialista en 1933.

Un nuevo contexto democrático surge a partir de la década del 40, con la llegada al poder del frente popular, el cual lo conforma una alianza entre diversos partidos políticos y organizaciones sindicales y sociales, entre ellos, el partido comunista, radical, socialistas entre otras fuerzas sociales de izquierda Emerge paulatinamente la denominada clase media, compuesta por funcionarios públicos, profesores, pequeños y medianos comerciantes y agricultores. Por supuesto que este nuevo panorama político fue más favorable para la participación democrática de la población en general, con un énfasis en la protección del trabajador, en la educación y el desarrollo de la industria nacional.

Cada vez los sectores populares y la clase trabajadora en general, comenzaron a tener un mayor protagonismo político, cuyo climax fue la llegada al poder de la unidad popular en 1970, “el porcentaje de votantes en 1936 paso de un 7,6% respecto al total de la población a un 36,1% en 1973”[3]. En esta época se generó una polarización entre clases sociales, por un lado, la clase obrera que veía que por primera vez tenía un mayor protagonismo en la vida política del país y por otro lado la clase media alta y alta, conformados por la burguesía capitalista veía amenazado su poder político, privilegios sociales y económicos. Sin embargo, esta situación de gran tensión se resolvió mediante un golpe militar amparado por estas últimas clases sociales.

Ocurrido el golpe militar en 1973, la democracia fue desplazada por un gobierno autoritario, fue prohibiendo paulatinamente la participación ciudadana, a través de sus diversas manifestaciones como partidos políticos, organizaciones sociales, gremiales, sindicales, etc. En este contexto se sometió a la ciudadanía a ser gobernados por medio de políticas públicas impuestas `por los militares en asociación con la derecha criolla y al gran empresariado. De no acatar las normas establecidas, se corría el riesgo de ser exonerado, exiliado, muerto o desaparecido.

Lo anterior dio paso a que se fueran creando organizaciones de base clandestinas, las cuales generaron una red social de carácter de lucha contra la dictadura por un lado y por otro como medios de obtener apoyo social y económico ante las precarias condiciones de vida de muchos ciudadanos y ciudadanas que vivían en la pobreza, es así, como surgieron movimientos como el frente manuel rodriguez y otros de carácter extremista que comenzaron a dar una lucha armada de carácter guerrillero contra el gobierno autoritario, además como una medida de defensa ante la multitud de detenidos desaparecidos, torturados y perseguidos políticos de la época, paralelo a esto, políticos de otrora gobiernos democráticos se comenzaron a organizar en el exilio y en el país para también luchar contra la dictadura utilizando plataformas políticas internacionales, que de alguna u otra manera a través de la sanción moral y política de los países democráticos presionaron al gobierno de turno, para que se terminara con el atropello a los derechos humanos y por otra para que se volviera a la institucionalidad democrática.

Con la vuelta de la “democracia” en la década de los 90, las fuerzas políticas triunfantes aglutinadas a través de la concertación de los partidos por la democracia, hoy más bien conocido como la “Concertación”, se prometía una nueva forma de participación democrática, con la gran consigna de la inclusión social de aquellos que habían estado postergados por décadas. No obstante, con el tiempo, existe una percepción de diversos sectores, que esta promesa no se ha cumplido, ni se cumplirá mientras siga existiendo un tipo de democracia limitada por las restricciones impuestas por la constitución del 80 heredada de la dictadura, como también por la vigencia de un sistema electoral binominal que prácticamente solo permite la participación de dos fuerzas políticas (Concertación y alianza), excluyendo a las minorías.

Hoy más que nunca se vislumbra la unidad entre lo que es el poder político con el poder económico. Es decir, para llegar al poder hay que tener un gran capital económico, el cual se consigue aliándose o transando con el poder económico representado por el gran empresariado nacional y las transnacionales. Naturalmente en esas condiciones se hace difícil generar una participación de carácter más deliberante por parte de la población representada por las grandes mayorías de trabajadores del sector público y privado, mujeres, grupos éticos, jóvenes entre otros.

Lo excepcional de la democracia Chilena en relación al concierto Latinoamericano, es que a pesar de la existencia de una democracia representativa aún se conservan fuertes lazos de tipo político y económico heredados de los tiempos del gobierno militar. A diferencias de otros países latinoamericanos que vivieron también bajo dictaduras pero que si rompieron de una manera mucho más enfática con la influencia política y económica impuesta por los gobiernos autoritarios, como fue en Argentina por ejemplo con el tema de los Derechos Humanos, donde los principales responsables de las violaciones a estos derechos fueron juzgados y sentenciados a diferencia de Chile, donde se hizo justicia en la “medida de lo posible”.

Chile se presenta ante Latinoamérica y el mundo como una democracia estable y sólida, pero detrás de ello coexiste un sistema protegido y dirigido por una reducida elite política no muy diferente a la existente hace 100 años atrás, que permite la participación política de la ciudadanía principalmente a nivel consultivo para aprobar o reprobar sus propuestas generales que no necesariamente se cumplen en el tiempo.

La vigencia del populismo en Latinoamérica


Alan Knight, Cientísta Social, entiende el populismo como un estilo político, el cual se define como “la connotación de un movimiento, régimen o estilo que reivindica algún tipo de afinidad con el “pueblo”. En este sentido implica un estrecho lazo entre los líderes políticos y sus seguidores, se presentan usualmente pero no exclusivamente en períodos de fuerte movilización y de inestabilidad política. Su gestación y sustentabilidad en el tiempo se da por medio de una red social que les otorga una plataforma para legitimarse ante la sociedad y llegar al poder político. Involucra la fuerte crítica a las elites políticas, la movilización de grupos sociales de base, como los movimientos de la clase social urbana trabajadora y la burguesía nacional promueve una mayor intervención estatal en la economía. Es un movimiento multiclase, caracterizado por un liderazgo personalista carismático, que plantea una serie de políticas reformistas antes que una revolución.

Dada las características antes señaladas las cuales ayudan a responder a la pregunta si el populismo en mayor a menor grado se encuentra vigente en el presente en Latinoamérica, se puede afirmar que si, el populismo es un estilo político fuertemente arraigado el la cultura latinoamericana, lo cual no es bueno ni es malo, simplemente es una realidad, que en algunos países las experiencias populistas han resultado ser beneficiosas para importantes sectores de la población y en otras han resultado ser verdaderas demagogias que a la larga han recibido fuertes sanciones sociales. Sin duda ejemplos, actuales se están presentando como nunca en Latinoamérica, es el caso de los presidentes Evo Morales en Bolivia, Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Noriega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador y recientemente Fernando Lugo en Paraguay.

Conclusiones

La democracia puede tener muchos significados y estilos, sin embargo, fundamentalmente se presenta como aquel sistema político donde los ciudadanos podrían tener una ingerencia relativa en la toma de decisiones de los asuntos públicos ya sea directa o indirectamente.

En Chile se presenta un democracia representativa en la cual, los ciudadanos tienen prácticamente la opción de votar por solo dos alternativas políticas. Bajo el supuesto de otorgar mayor gobernabilidad al sistema, como consecuencia de ello, la participación ciudadana en los asuntos públicos es más bien pasiva, quien gobierna es una elite política y económica, que mientras siga gobernando seguirán las grandes desigualdades sociales existentes entre los chilenos.

La democracia chilena efectivamente es una excepción en el concierto latinoamericano, donde los gobiernos de la Concertación han mantenido y profundizado el modelo económico neoliberal heredado del gobierno militar ligado a la centro y extrema derecha con ello se ha profundizado la concentración económica y acrecentado o mantenido las brechas sociales, no obstante, que la pobreza e indigencia a disminuido.

Por último los populismos están plenamente vigentes en Latinoamérica, su existencia no es buena ni mala, sino que se encuentran en desarrollo con propuestas reformistas estructurales y que surgen como contra respuestas al descontento de gobiernos corruptos y con altos grados de desigualdad ligados a las oligarquías políticas vinculadas al poder económico.



Bibliografía
Nún, José; DEMOCRACIA ¿Gobierno del pueblo o gobierno de los políticos? Fondo de Cultura Económica.

DIBAM, Elecciones, sufragio y democracia en Chile (1810 a 2005) http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/index.asp?id_ut=elecciones,sufragioydemocraciaenchile(1810-2005)

Knight, Alan, Revolución, Democracia y populismo en América Latina, Centro de Estudios Bicentenario, 2005
[1] Se refiere más que al contrato jurídico legal que plantea el derecho del trabajo, al trato entre el empleador y el empleado, lo cual no implicaba ninguna garantía en materia de derechos laborales para el trabajador.
[2] En 1924, se crea Seguro Social Obrero y la Caja de Accidentes del Trabajo, en 1925 la Seguridad Social tiene rango Constitucional, en 1931 se promulga el primer Código del trabajo.
[3] DIBAM, Elecciones, sufragio y democracia en Chile (1810 a 2005) http://www.memoriachilena.cl/mchilena01/temas/index.asp?id_ut=elecciones,sufragioydemocraciaenchile(1810-2005)